LA MUJER EN BURKINA
Por desgracia, muchas veces. Seguro que si has pasado tiempo en Burkina Faso, alguna mujer te habrá dicho; «No puedo porque mi marido no me deja».
Ser mujer en Burkina Faso no es una ventaja. Las mujeres cocinan para el numero de hombres que sea, van a buscar agua los kilometros que sean, lavan la ropa (a mano por supuesto) y cuidan de los niños “que sean” ya que por lo menos tienen más de tres. Y todo esto sin derecho a quejarse.
A parte de estas tareas cotidianas, si tienen tiempo y sus maridos lo autorizan, pueden trabajar.
Normalmente a más falta de estudios y alfabetización más sumisa es la mujer. En los poblados el rol de la mujer y del hombre esta muy definido e integrado. Muchas niñas, debido al rol que les toca vivir, no van a la escuela porque ya de pequeñas tienen que ayudar a sus madres o hermanas a preparar la comida.
En las ciudades hay más variedad en cuanto a maneras y formas. A lo largo de los meses he ido hablando con distintas mujeres con pocos recursos que viven en la ciudad. Casadas, solteras, divorciadas. Todas coinciden en lo mismo;
“Con un hombre a tu lado no tienes tiempo para trabajar en ti misma, es imposible, aunque quieras hay la opción que no te deje.”
Es triste pero, el hombre decide sobre la familia y sobre la administración económica. muchas veces absurda ya que el dinero la mayoría se lo gastan en cosas materiales como en un segundo móvil “por si se rompe el primero” cuando no hay para comer en la casa.
La mujer sin ingresos todavía se somete más a las decisiones del hombre puesto que el dinero para cocinar del cual depende la nutrición de sus hijos lo decide el hombre con su última palabra. Si el hombre decide gastar el dinero fuera de casa, la mujer incluso llega a quedarse sin comer por esa falta de gestión.
Por eso la mujer necesita trabajar y a ser posible ganar más dinero que el hombre para poder llevar una administración lógica dentro del hogar que le beneficie a ella y a sus hijos. Hay mujeres que han conseguido ganar su independecia trabajando “No son pocas y con suerte cada vez más” y es cierto que en casos el hombre se beneficia de ello obligando a la mujer a entregarle todos sus ingresos pero en muchos otros casos, la mujer trabajadora se planta como es debido marcando sus prioridades. Cuanto más ingresos más posibilidad de decidir sobre la salud de sus hijos pudiendo llevarlos al dispensario y escolarizarlos como es debido.
Hay mujeres que se juntan formando «grupos de mujeres» donde cada día han de aportar una cantidad de dinero y así poder administrarse para comprar y vender sus productos. Siempre luchan para ir hacia adelante sea como sea. Son tan activas que prefieren poner cada día su parte antes de gastarlo en su comida. Para ellas trabajar es ganar su honor! y hacen todo lo posible por conseguirlo. Se organizan para pedir micro créditos, para producir objetos de artesanía, fabricar manteca de Karité etc. En definitiva para poder ser independientes!.
Un día fui de visita a una casa particular y en la misma parcela había una madre con una niña de un año que pesaba como un bebe de 5 meses. La desnutrición era tan exagerada que al salir de la casa pregunté por algún centro de desnutrición. Finalmente lo encontré y le pregunté a la madre si aceptaba ir con su hija, pagándoselo todo claro. Su repuesta fue; “Mi marido no me deja”. Este caso es el que me ha incitado a escribir acerca de este tema bajo este punto de vista.
Hasta que ellas ganen suficiente independencia, no podran cuidar de ellas mismas ni de sus hijos como es debido.
Etiquetas: mujer
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