LA BODA MUSULMANA DE SANATOU
Ayer se celebraba la la boda musulmana de Sanatou, una persona muy especial para mí. Sanatou es la madre de Anás y la prima de Taibatou (mi niña amadrinada). Juntas hemos pasado muchas horas. Con los dos niños para aquí y para allá. De médicos, de ocio, de escuelas, de todo.
Sanatou es una chica de 22 años, que no tiene una sonrisa fácil y realmente en sus ojos a menudo veo esa tristeza. Está muy cansada. Ella misma lo dice. Su día a día es cocinar, lavar la ropa, estudiar de noche la contabilidad y cuidar de su niño. Parece que cocinar no sea muy difícil pero preparar aquí la comida representan horas y horas de dedicación bajo un sol asfixiante. Y es una tarea obligatoria solo por ser mujer. Desde encender el carbón hasta finalizar la comida pasan bastantes horas.
Cuando Sanatou viene a casa de visita, tenemos una norma a cumplir; NO HACER NADA. En seguida, por costumbre, quiere ayudarme a cocinar o a barrer el patio y; lo tiene prohibido!!!. Cuando viene a casa es para descansar y ya me ocupo yo de los niños y de todo (ese día la verdad que voy de culo). Está tan cansada que se duerme enseguida en el sofá.
Una de las cosas que admiro mucho de Sanatou es la manera en que cuida a su hijo Anás. Como le pone los zapatitos, como está siempre observándolo, limpiándole al momento si se ensucia. La verdad que es un gusto y por desgracia no siempre pasa. La mayoría de niños corren descalzos y no tienen tantos cuidados. Sanatou para mí, es una mamá ejemplo. Siempre se lo recuerdo y entonces, Sonríe.
Su boda ha sido nuestro tema de conversación desde hace unos meses. Ha pasado mucho estrés porque las familias lo deciden todo. El día de la ceremonia, el vestido que llevará, dónde estará el día de la boda, donde estará su hijo. Siempre me acaba diciendo; Marta, así es la tradición, no puedo hacer nada.
Ayer la fuí a ver y estaba encerrada en un cuartito. Más bien oscuro y con trastos por medio llenos de polvo. Le propuse de hacerle una foto en la sala de al lado que había más luz y saldría mejor pero, no podía salir ni un segundo del cuarto. Su deber es estar ahí encerrada. Cumpliendo la tradición musulmana. Así se casan. La estaban preparando para la noche ya que el marido vendrá a buscarla para llevársela a su casa. Y después, otros días más encerrada hasta poder salir y hacer vida “normal”.
En ese espacio tan pequeño, comimos en el suelo, hablamos y dormimos algo. Cada vez era más insoportable el calor. Los niños entraban y sentías un calor humano que daban ganas de salir a tomar el aire. Mientras, el marido, celebrando la fiesta entre el vecindario y los invitados.
Hice alguna foto. Sobretodo a la familia de Sanatou ya que al futuro marido no lo ví. Lo celebran todo a parte, hasta que llega la noche, que se cruzan para buscarla.
Os paso un pequeño resumen del día de ayer;
Entrando a una casa, para llegar al cuarto donde está Sanatou
Etiquetas: boda, fiestas, mujer
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