HOSPITALIZACIÓN POR MALARIA
Como siempre, cuando llevas tiempo aquí, un día acabas teniendo Malaria.
Esta vez nos ha tocado una noche de hospitalización por; Mala Salud General, según el informe médico.
A 40 de fiebre la verdad que no tienes tiempo ni ganas de decir mucha cosa así que aceptamos la orden médica de quedarnos en una clínica del barrio. Y a partir de aquí, todo son anécdotas.
Las enfermeras empiezan a operar. Me dan tres papeles a rellenar y firmar;
– Señora, antes de procesar usted tiene que dejar una fianza de 137 euros.
Pero, la habitación cuesta 68 euros la noche ¿no? les comento.
– Sí sí… pero tranquila que si después sobra dinero, se lo devolvemos ¡hombre!
Ahhhh gracias, ¡todo un detalle! Toda inocente me pregunto, ¿Sobrará algo?
Aquí por lo que he experimentado, te chutan a una de medicamentos que no sobra nada de nada. Total el informe pasa a ser: Estamos hospitalizados y no tenemos ni idea que nos costará la bromita.
La enfermera empieza a buscar la vena para meter la vía del suero. Justo se va la luz y no ve nada. No puede pinchar, por tanto a 40 de fiebre te toca rezar y confiar. Lo intentamos con la linterna del movil pero la enfermera al pinchar se equivoca de lado. Saca la aguja y vuelve a intentarlo. Nada, a la tercera parece ser que acierta. Uf, empezamos bien.
Todo esto sucede antes de pasar a la habitación.
La habitación por suerte no está nada mal. Pequeños detalles sin importancia como que la hora marca las 12:20h desde que entramos pero, todo muy correcto.
Nos informan que una enfermera pasará cada hora para controlar. Bien.
A la hora, pasa una enfermera y acelera el suero. Otra diferente vuelve a pasar y frena el suero. La otra vuelve y lo para. Otra lo vuelve a poner… Vaya, tenemos a 5 enfermeras llevando nuestro caso desde puntos de vista muy diferentes. ¿Podría alguien aclararse?
En la botella de suero pone 6h, donde se supone que la quinina para tratar la malaria, requiere de su tiempo para ir penetrando en la sangre. Pero inesperadamente la última enfermera entra y decide que serán 4h. Madre de dios.
El colorido del medicamento esperemos que también sea el correcto.
El paciente se marea con razón y al cabo de una hora, la vena empieza a hincharse. Viene otra enfermera que acaba de entrar en su turno (ya no se que es mejor). Nos aconseja poner alcohol en la vena rápidamente.
Suerte que en ese momento tengo visita y por tanto testigos de lo surrealista que llega a ser la situación. María ha venido a vernos al hospital y no podemos parar de reír. Las dos ponemos cara de poker e iniciamos una conversación que pasa a ser tipo cursillo de iniciación para explicarle a la enfermera que;
– Poner alcohol no es la mejor opción. Lo mejor sería cambiar la vía del suero.
Por fin la enfermera reacciona y le dice al paciente:
– Por favor coja su suero y acompáñeme.
Genial, el enfermo tiene que levantarse, aguantar sus botellas de suero y medio mareado pasearse por el hospital hasta otra sala al fondo del pasillo.
Nuestras risas se convierten en risas histéricas. Esas risas que no sabes como pararlas.
Mientras, nos tomamos unas patatitas que ha traído María
Finalmente, después de 6 pinchazos más, el enfermo descansa tranquilo. La fiebre baja y todo vuelve a la normalidad. La malaria con tanto chute intravenoso está más que eliminada.
Nos desingresamos por voluntad propia, ya que la factura es desproporcionada a la realidad en cuanto a calidad-precio. Por tanto, seguimos el tratamiento desde casa. Madre mía.
¡Más vale prevenir que curar!
Etiquetas: hospital, malaria
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