El día que decidí comprar un billete de solo ida a Burkina Faso, se me puso la piel de gallina. Al fin tenía en mis manos ese sueño hecho realidad. Sentía una mezcla de emoción, miedo y adrenalina.
¿Y que meto en la maleta?
Reducir tus pertenencias a tan solo 25 kg permitidos sabiendo que una vez allí no tendrás acceso a ninguna tienda a las que estas acostumbrada, no es sencillo.
Un ejercicio de desapego brutal. Puse encima de la mesa todo aquello que me gustaría llevar;
Mogollón de camisetas, vestidos, pantalones largos y cortos, zapatos de trecking, bambas, sandalias, mosquiteras, neceser completo, cremas, champú, suavizante, cajas de tampax, medicamentos de todo tipo y un sin fin de por si acasos…
¡Ups! La maleta no cierra. La gran pregunta pasó a ser; ¿Qué no me llevo?
Aquí viene el momento de decir adiós a ciertas cosas. No queda otra. Observas todas tus cosas y empiezas a preguntarte:
A ver pero, ¿tampones se podrán comprar allí, no? las africanas también tienen la regla…
Luego coges tu champú de peluquería y piensas. Espera, allí fijo que hay champús pero este me va de coña y mi pelo no queda igual sin este champú.
Empiezas a negociar contigo misma… y pasas días que hasta sueñas con la maleta. Que si la pierdes, que si te has olvidado aquello tan importante…
Y seguimos negociando:
Tanto zapato como que no. Dejo las bambas. Me quedo con una buena sandalia de suela. Además que me han costado una pasta.
Los tampones los dejas en standby apartados. En vez de seis cajas, tal vez me quedo con una.
Tanto pantalón largo tampoco tiene mucho sentido con el calor que hace en Burkina. Pero los mosquitos así no te pican tanto. Y con la malaria no se juega. Después de 5 minutos observándolos, dejo un par.
Vuelves al neceser. Vale dejo el suavizante pero me llevo el champú.
La crema hidratante también la dejo. Ya me pondré algún ungüento tradicional de ahí.
Y entonces pasas a la montaña de medicamentos. Madre mía, los saco de las cajas. Como no encuentre ibuprofeno me muero. Profilaxis de la malaria, vitaminas, jarabes, sobres de almax, antibióticos, etc. Sin caja, me caben unos pocos más.
Te das cuenta que la salud es lo primero así que dejas las cajas de tampones, otro par de pantalones largos, uno corto, varias camisetas y hasta te planteas dejar tu super champú de pelo.
Venga ¡falta poco para que cierre la maleta! Un esfuerzo más…
Cuando no conoces bien el destino al que viajas, y encima ves en las noticias que Burkina está en el ranking del tercer país más pobre del mundo, realmente te imaginas que no hay nada «material». Y no es así.
Hasta encontré un almacén de un africano lleno de cajas de cartón con ropa de Mango a saber de que ONG y de que época… que por 1€ me compré un vestido la mar de mono.
Ese momento fue brutal. Tres amigas europeas revolviendo esas cajas hasta encontrar un look de nuestra talla.
¡Y la mar de contentas!
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